Reflexiones
sobre la relacion de la sociedad y los medios con los pueblos indios.
15 aniversario de Ojarasca
Rosa Rojas
Cumplida una decada del alzamiento del Ejercito Zapatista
de Liberacion Nacional (EZLN) y pasado el medio camino del gobierno
que quiso ser del cambio, el Estado y la sociedad mexicana –siempre
clasistas y racistas como dictan sus usos y costumbres- envian, en
los hechos, dos mensajes a los indigenas de este pais:
a) solo vale la voz de las armas para hacer valer sus reivindicaciones
y b) habra mano dura ante cualquier accion que, aun
dentro de la ley, pretenda afectar los intereses de los poderes reales establecidos
en cualquier region.
Mas alla de las palabras con las que los gobiernos –federal,
estatales, municipales- pontifican ad nauseam por todos los medios la vigencia
irrestricta del “estado de derecho” en el pais, bastan
algunos ejemplos para demostrar lo antes senalado: los pueblos indigenas
de Mexico son pobres entre los pobres y se violan cotidianamente
sus derechos economicos, politicos, sociales y culturales;
los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial hicieron a un lado los compromisos
adquiridos por el Ejecutivo con la firma de los Acuerdos de San Andres
para reconocer los derechos colectivos de los pueblos indios y, pese a la
gran movilizacion social realizada en torno a la Caravana por la
dignidad indigena en el 2000, les dieron un reconocimiento acotado,
sobre todo en lo que respecta a la
autonomia y a sus territorios y recursos naturales.
Aunque la autonomia se ejerce de hecho en la zona zapatista chiapaneca,
al amparo de las armas del EZLN, los efectos de la guerra de baja intensidad
que se vive en Chiapas siguen causando estragos en las comunidades rebeldes;
tambien de hecho se ejerce la autonomia en otras regiones
indias pero siempre bajo el acoso de los poderes formales, como ocurre con
el Sistema Indigena de Seguridad y Justicia –que operan en
seis municipios de Guerrero la Coordinadora Regional de Autoridades y la
Policia Comunitaria- dado que
segun la coyuntura politica se aprieta o se afloja el cumplimiento
de leyes que conforman un “estado de derecho” que sigue sin
dar cabida en su corpus legal a la realidad plurietnica y multicultural
nacional.
Por su parte la sociedad civil -esa famosa senora a la que se dirigen
algunos de los comunicados del Subcomandante Marcos- parece solo
tener ojos para los indios enmascarados, los que se cubrieron el rostro
para que los vean, aunque no ha sido muy generosa con la campana
para apoyar a los y las desplazadas en el propio estado de Chiapas, y aunque
reacciona de rato en rato, y muy limitadamente, ante injusticias monumentales,
escandalosas, como la represion contra los habitantes de Tlalnepantla,
Morelos, que pagaron con la destruccion del tejido social de su comunidad
su pretension
de que se reconociera la eleccion del presidente municipal por usos
y costumbres-, no acierta a diferenciar a los indios de cada una de las
regiones del pais y sus luchas y anhelos, de aquellos enmascarados
y su carismatico lider, pues al final de cuentas la cuestion
es que los zapatistas, aunque optaron por no guerrear, afirman que hay que
mandar obedeciendo y proclaman que es posible la construccion de
otro mundo, siguen con las armas en la mano.
Y si, ellos devinieron en simbolo de los extremos a los que
pueden llevar la ceguera y la sordera del sistema a los pueblos indios,
pero tambien en algunas de sus propuestas estan las semillas
para la construccion de otro mundo posible y por eso hay una fascinacion
romantica hacia ellos, y marcadamente hacia Marcos y sus literarios
comunicados, de buena parte de los contingentes de la sociedad civil que
se moviliza en torno a las convocatorias zapatistas; sin embargo esa fascinacion
no ha dado como para concretar una estrategia que obligue a la clase politica
a colocar en la agenda nacional la “reforma de la reforma”,
es decir, a que los partidos representados en el Congreso de la Union
retomen la esencia de la iniciativa de ley de la COCOPA (Comision
de Concordia y Pacificacion) sobre todo en lo que respecta al reconocimiento
de los derechos colectivos de los pueblos
indios, lo que es indispensable para reiniciar el camino de la paz en Chiapas.
Tampoco ha dado esa fascinacion para que la simpatia, solidaridad
y apoyo hacia los indios chiapanecos armados se extienda a los indios no
armados del resto del pais, de forma que se levante un clamor, por
ejemplo, ante monumentales, silenciosas y silenciadas injusticias, como
puede ser la existencia de mas de 40 mil indigenas desplazados
por la construccion de presas, para cuyas necesidades de tierra y
reposicion de casas, animales y enseres para la produccion,
se cuenta con un programa con presupuesto de ¡60 millones de pesos!,
o para protestar contra la violacion de los derechos de los presos
politicos indigenas, cuya sola existencia muestra la forma
en que el sistema aplica el “estado de derecho” a los indios.
Asi, para citar solo algunos casos estan aun
en la carcel los dos dirigentes del Movimiento
de Tzocohuite en Veracruz; y hay varios indigenas presos por las
movilizaciones del Consejo Indigena Popular de Oaxaca Ricardo Flores
Magon. Ademas, contra muchos de los dirigentes indigenas
hay ordenes de aprehension muchas por ataques a las vias
de comunicacion- como la que existe contra el gobernador yaqui, Octaviano
Jecari, es decir, por los plantones que hacen en las carreteras como
recurso para hacerse escuchar por los gobiernos municipales, estatales y
federal.
En todos esos casos hay, ademas, sevicia de los “representantes
de la ley”, que ignoran denuncias por actuaciones ilegales de las
policias o por tortura y malos tratos durante la detencion
o que permiten el alargamiento de los procesos mediante triquinuelas
como la de permitir que en forma reiterada no se presenten los acusadores
o los testigos…
Queda claro pues que el cambio en el partido gobernante a nivel federal
simplemente ha incorporado nuevos actores en el reparto de cotos de poder
regionales o locales, dentro de un esquema que ha permitido mantener todas
las lacras del sistema priista y sus usos y costumbres en relacion
con los pueblos indios, sus luchas, anhelos y aspiraciones.
El cambio tampoco se ha dado en los medios de comunicacion en los
que aparentemente ha habido un “destape” en el que ya se habla
“de todo”, porque en realidad se sigue hablando de lo mismo:
de los poderosos politica y economicamente -solo que
ahora se exhiben algunas corruptelas con lujo de videos- asi que
los indios de Mexico siguen ausentes de la comunicacion masiva,
aunque hay algunas excepciones como Ojarasca, que es un garbanzo de a libra,
La Jornada y algun otro diario. Hay que decir que de rato en rato
la television y algunas radiodifusoras hacen reportajes, pero muchas
veces solo para subrayar algunas de las peores practicas violatorias
de los derechos humanos de algunos usos y costumbres en comunidades indias,
especialmente los que tienen que ver con las mujeres (aunque dificilmente
se hace la conexion de como se parecen esas practicas
a usos y costumbres
vigentes en la sociedad mestiza que igualmente oprimen a las mujeres). De
tanto en tanto, cuando el EZLN hace algun movimiento hacia fuera,
como con la creacion de los Caracoles y la instalacion de
las Juntas de Buen Gobierno los medios vuelven a concederles algunas notas,
algunos minutos en los noticieros.
Con todo ello se reitera un mensaje equivoco que desde los mas
diversos ambitos envia la sociedad mestiza a los pueblos indios:
¡a las armas!, y para muestra ahi esta todo el espacio
que le concedieron los medios –prensa, radio, television- al
movimiento del ejercito de las mujeres mazahuas en defensa del agua,
cuando lo que se requiere es conjuntar esfuerzos para que la sociedad civil
y la sociedad politica mexicanas hagan los cambios mentales y legales
indispensables para que en este pais multietnico y pluricultural
nunca mas sea necesario el lenguaje de las armas para luchar por
la dignidad, la justicia y la democracia.